Los olvidados

Argumento

Un grupo de jóvenes documentalistas viaja por Argentina en minibús. Quieren ir al pequeño pueblo de Epecuén para rodar un documental. Epecuén está situado a orillas de un gran lago salado, muy popular entre los turistas durante muchos años porque el alto contenido en sal del agua alivia diversas enfermedades. En 1985 se produjo una catástrofe: Debido a la rotura de una presa, una ola de inundaciones se abatió sobre el pueblo y lo sepultó a metros de profundidad. La mayoría de los aldeanos huyeron y escaparon de la catástrofe.

Treinta años más tarde, el agua se ha retirado casi por completo, revelando una ciudad desierta en ruinas donde el tiempo parece haberse detenido. Las casas se han deteriorado; los árboles desnudos, teñidos de blanco por la sal, se yerguen como mudos testigos de una época pasada.

Vasco (Damián Dreizik), Nacho (Victorio D'Alessandro), Diego (Agustín Pardella), Vicky (Paula Sartor), Erika (Paula Brasca) y Carla (Victoria Maurette) van por el camino rural en un minibús hacia Epecuén. Carla vivió en primera persona la catástrofe de las inundaciones cuando era niña. Vivió con su familia en Epecuén en la década de 1980. La familia consiguió escapar, pero perdió su casa y todas sus pertenencias en la inundación.

Durante el viaje, Carla es entrevistada por el director Vasco. Habla de su vida en la ciudad en aquella época. La entrevista formará parte del documental más adelante.

Poco después, el grupo se detiene en una gasolinera. Entran en la gasolinera y son recibidos en el mostrador por una anciana (Mirta Busnelli). La gasolinera da una impresión destartalada. Mientras Vasco explica en el taller de la gasolinera al antipático mecánico (Chucho Fernández) que necesitan gasolina, la anciana convence a los demás del grupo para que compren sus empanadas caseras rellenas de carne, que finalmente compran a regañadientes, pero que tiran por la ventanilla del microbús al salir de la gasolinera.

Tras parar en la gasolinera, llegan por fin a Epecuén. Van a la antigua casa de la familia de Carla. Sentada en el dormitorio de su infancia, Carla concede otra entrevista a la cámara. La entrevista es muy emotiva para ella, ya que le vienen a la memoria los recuerdos de su infancia y los acontecimientos de aquella época.

Poco después, el minibús del grupo sufre una avería. Mientras buscan la causa de la avería, el grupo recibe una visita inesperada: un desconocido se detiene con su coche y observa el autobús. Descubre que la manguera de la gasolina ha sido cortada deliberadamente.

El desconocido se ofrece a Vasco para llevarle a la gasolinera a repostar. Mientras tanto, el resto del grupo filma la ciudad en ruinas.

De camino a la gasolinera, Vasco y el desconocido son detenidos por un control de carretera. El desconocido sale del coche y camina hacia el control. Mientras tanto, Vasco es atacado y brutalmente golpeado hasta la muerte por una persona enmascarada con un cráneo de animal.

Uno a uno, los demás miembros del grupo son secuestrados por desconocidos que viven en la ciudad y llevados a un antiguo matadero. El matadero es uno de los pocos edificios que sobrevivieron casi intactos a la inundación. Al parecer, desde hace tiempo vive aquí una familia que vive literalmente de la gente que frecuenta el pueblo abandonado y en ruinas de Epecuén: secuestran a los visitantes, los masacran y finalmente se los comen.

Spoiler

Más información

Otra película de los hermanos Onetti, que ya produjeron una película con “Francesca” (2015) que era una especie de homenaje a producciones anteriores del cine “Giallo” italiano. En esta película también hay una referencia a la película Francesca: el documentalista Vasco lleva en la película una camiseta con el cartel de la película Francesca. “Los Olvidados”, recuerda poderosamente a películas como “La matanza de Texas” o “Las colinas tienen ojos”.

La historia de la ciudad hundida de Epecuén, a excepción de la familia caníbal, está basada en un hecho real: Epecuén es una ciudad de la provincia de Buenos Aires que se encuentra a orillas del Lago Epecuén, un gran lago con un contenido en sal similar al del Mar Muerto de Israel. Debido a su contenido en sal, a la que se atribuyen poderes curativos para diversas enfermedades como el reumatismo, la psoriasis, etc., el lugar fue muy popular entre los turistas durante muchos años.

Con el paso de los años, el clima de la región se fue volviendo cada vez más seco y el nivel de agua del lago disminuyó constantemente. El lago corría peligro de secarse. El gobierno argentino decidió construir un sistema de canales que traería agua al lago desde otros lagos. Sin embargo, cuando las precipitaciones volvieron a aumentar años más tarde, el nivel del agua del lago también volvió a subir. El nivel del agua subió tanto que, el 10 de noviembre de 1985, las presas se rompieron y el agua se vertió en el pueblo de Epecuén, sepultándolo a metros de profundidad.

Desde hace algunos años, el agua se aleja cada vez más de la ciudad, dejando al descubierto sus ruinas. Los restos de la ciudad ofrecen una instantánea única de la vida de sus habitantes en el momento de su desaparición. Como “lugar perdido”, las ruinas siguen siendo muy populares entre los turistas y, sobre todo, entre los fotógrafos.